Muchas personas creen sinceramente, sin duda, que los seres humanos, así
torturados y reducidos a la talla de enanos, son tal como su Hacedor se
propuso que fueran; del mismo modo que otros muchos han creído que los
árboles son más bellos, podados en forma de bola o de animal, que en el
estado que la Naturaleza les dio.
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